domingo, 13 de octubre de 2013

Literatura y juego: Las canciones escenificadas infantiles

LITERATURA Y JUEGO: LAS CANCIONES ESCENIFICADAS INFANTILES.

Es de bien sabido que las generaciones de niños y niñas cambian con el paso del tiempo. Se puede observar que cambia la forma de vestir entre distintas épocas, la forma de expresarse, y  así como los juegos y tradiciones.
Los juegos existentes en las sociedades desarrolladas como el televisor, las videoconsolas u ordenadores, han provocado la desaparición de composiciones orales tradicionales que en otras épocas eran habituales.
Este tipo de composiciones se aprendían en la calle, a través de canciones de comba, corros, retahílas para sortear, o simplemente con la narración de leyendas o cuentos como signo de entretenimiento en casa con las familias; la mayoría de ellas, actualmente modificadas y/o evolucionadas, debido a la diversidad de variantes que las avivaban.
La oralidad ha cambiado de forma radical en la manera de comunicarse en el siglo XXI, es casi imposible escuchar en parques o plazas,  expresiones orales formadas por composiciones literarias tradicionales que sobrevivían al paso del tiempo del boca a boca entre amigos y familias.
Estas expresiones orales llamadas “canciones infantiles” o “cantinelas” tienen implícitas elementos lingüísticos literarios que pasan desapercibidos. Son aprendidos de forma memorística de forma que en ocasiones carecen de contenido lingüístico.
Cerrillo en este artículo ha querido dar a conocer la poesía lírica de tradición cultural, desde una forma más profunda para favorecer no sólo su conservación, sino además, de esta forma ayudar a ser difundidas con criterios más sólidos.
Comienza manifestando qué son las canciones escenificadas, definiéndolas como composiciones que requieren de diferentes movimientos y gestos, determinadas en diferentes juegos infantiles que implican siempre palabras y gestos para su interpretación. Estos juegos podían dividirse en masculinos: dola, burro, pídola, clavo, moscardón…que exigen más esfuerzo e incluso acciones bruscas y femeninos: corro, comba, columpios y filas que requerían de más habilidad. Muchas de ellas eran origen sexista, ya que las canciones de las chicas reflejaban la  búsqueda de novio y la de los chicos la competitividad y la violencia. Así mismo, el autor continúa el artículo explicando el origen y contenido de las mismas.
Cerrillo manifiesta que muchas de estas oralidades murieron tras la finalización de las circunstancias históricas que las rodeaban, un claro ejemplo son los cantares de gesta que dejaron de componerse una vez terminada la Reconquista, pero a su vez muchas otras,  pervivieron por muchos años en diversas zonas de España con el objetivo del canto de romances, la vendimia, la sosiega o la recogida de la aceituna.
Concluye exponiendo que, este tipo de canciones hoy en día son aprendidas en la escuela de forma escrita, memorizadas tal cual lo exponen los libros de textos, por lo que parece que va desapareciendo el objetivo principal que es lúdico. Los textos de los cancioneros infantiles deben transmitir emociones de una canción con el juego que acompaña, por tanto, es necesario que se programen en la escuela actividades escolares con el folclore, ofreciendo al alumno conocimientos del ámbito social y literario de forma que ellos mismo a través del juego, aprendan aspectos de la vida cotidiana

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