LITERATURA
Y JUEGO: LAS CANCIONES ESCENIFICADAS INFANTILES.
Es de bien sabido que
las generaciones de niños y niñas cambian con el paso del tiempo. Se puede
observar que cambia la forma de vestir entre distintas épocas, la forma de
expresarse, y así como los juegos y tradiciones.
Los juegos existentes
en las sociedades desarrolladas como el televisor, las videoconsolas u
ordenadores, han provocado la desaparición de composiciones orales
tradicionales que en otras épocas eran habituales.
Este tipo de
composiciones se aprendían en la calle, a través de canciones de comba, corros,
retahílas para sortear, o simplemente con la narración de leyendas o cuentos
como signo de entretenimiento en casa con las familias; la mayoría de ellas,
actualmente modificadas y/o evolucionadas, debido a la diversidad de variantes
que las avivaban.
La oralidad ha cambiado
de forma radical en la manera de comunicarse en el siglo XXI, es casi imposible
escuchar en parques o plazas, expresiones orales formadas por composiciones
literarias tradicionales que sobrevivían al paso del tiempo del boca a boca
entre amigos y familias.
Estas
expresiones orales llamadas “canciones infantiles” o “cantinelas” tienen
implícitas elementos lingüísticos literarios que pasan desapercibidos. Son
aprendidos de forma memorística de forma que en ocasiones carecen de contenido
lingüístico.
Cerrillo
en este artículo ha querido dar a conocer la poesía lírica de tradición
cultural, desde una forma más profunda para favorecer no sólo su conservación,
sino además, de esta forma ayudar a ser difundidas con criterios más sólidos.
Comienza
manifestando qué son las canciones escenificadas, definiéndolas como composiciones
que requieren de diferentes movimientos y gestos, determinadas en diferentes
juegos infantiles que implican siempre palabras y gestos para su
interpretación. Estos juegos podían dividirse en masculinos: dola, burro, pídola, clavo, moscardón…que exigen más
esfuerzo e incluso acciones bruscas y femeninos:
corro, comba, columpios y filas que requerían de más habilidad. Muchas de ellas
eran origen sexista, ya que las canciones de las chicas reflejaban la búsqueda de novio y la de los chicos la
competitividad y la violencia. Así mismo, el autor continúa el artículo
explicando el origen y contenido de las mismas.
Cerrillo
manifiesta que muchas de estas oralidades murieron tras la finalización de las
circunstancias históricas que las rodeaban, un claro ejemplo son los cantares
de gesta que dejaron de componerse una vez terminada la Reconquista, pero a su
vez muchas otras, pervivieron por muchos
años en diversas zonas de España con el objetivo del canto de romances, la
vendimia, la sosiega o la recogida de la aceituna.
Concluye exponiendo que,
este tipo de canciones hoy en día son aprendidas en la escuela de forma
escrita, memorizadas tal cual lo exponen los libros de textos, por lo que
parece que va desapareciendo el objetivo principal que es lúdico. Los textos de
los cancioneros infantiles deben transmitir emociones de una canción con el
juego que acompaña, por tanto, es necesario que se programen en la escuela actividades
escolares con el folclore, ofreciendo al alumno conocimientos del ámbito social
y literario de forma que ellos mismo a través del juego, aprendan aspectos de
la vida cotidiana
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