viernes, 20 de septiembre de 2013

PRÁCTICA 0: LA LECTURA EN LA UNIVERSIDAD

   En primer lugar, todos sabemos la gran relación existente entre la lectura y la adquisición de conocimientos, tanto literarios y conceptuales como gramaticales. Ahora bien, ¿por qué sabiendo esto no leemos más? ¿Por qué no disfrutamos de tardes de agradable lectura en las que aprendemos y disfrutamos a la vez? Muy sencillo, porque desde pequeños nos enseñan que la lectura es una obligación. Cuando nos obligaban a leernos una serie de libros en cada curso, que ni siquiera podíamos elegir, estaban creando en nosotros un cierto rechazo, ya que sabemos que cuando las cosas nos las imponen, no las solemos hacer del mismo modo que cuando las hacemos por placer.

   Además, hemos llegado a un punto en el que la sobrecarga de trabajo (tanto en primaria e instituto con los deberes, como en la universidad con los interminables trabajos) nos hace dejar de pensar en la lectura como una opción de ocio, ya que es nuestra obligación académica. ¿Cómo podemos creer que un niño o un universitario querrá leer por ocio si toda su tarde la ha pasado ante unos libros de ejercicios o escribiendo trabajos innecesarios en el ordenador? Lo que esa persona querrá será evadirse por un momento de las letras y hacer algo diferente, aunque sólo sea para descansar un poco la vista antes de ponerse de nuevo a hacer trabajos, deberes, prácticas,….

   Puedo decir que siempre he leído desde pequeña, pero también debo decir que habitualmente he leído en verano o en periodos vacacionales. No puedo hablar por todos los lectores, pero en mi caso, como he dicho anteriormente, la sobrecarga de trabajos, prácticas, deberes, etc. ha hecho que ya no me dedique a la lectura con las mismas ganas.

   Por otro lado, me gustaría decir que en mi niñez (en mis tiempos de Educación Primaria) leía muchos libros por interés propio. Era el caso de Momo, Nacida inocente o el Hobbit. Estos libros los elegí personalmente, según mis gustos y mis pareceres, me aconsejaron unos u otros libros, pero la sensación era de que yo podía elegir entre la gran multitud de lecturas acordes a mi edad y no tenía que leer un libro que alguien había elegido por mi y que no tenía nada que ver ni con mis gustos ni con mi personalidad.


 Actualmente, estoy leyendo dos libros muy diferentes entre sí: La conjura de los necios, de John Kennedy Toole y Planilandia de Edwin A. Abbott. Ambos libros son alucinantes y los recomiendo a todos los públicos. El primero es más cómico y aporta momentos de risas; el segundo es una crítica a la sociedad que te hace reflexionar sobre el poco cambio que ha habido en los estamentos sociales.
         
   Para finalizar, me gustaría hacer alusión a la gran ventaja que tenemos las personas de estos tiempos para poder dedicarnos a la lectura, ya que poseemos de una gran variedad de posibilidades de encontrar los libros con los que nos sintamos de verdad a gusto. Podemos utilizar las bibliotecas públicas, los libros de intercambio, incluso hay bares en los que podemos escoger libros e ir leyéndolos mientras nos tomamos un café. También podemos utilizar las nuevas tecnologías como los libros electrónicos, que nos permiten tener una gran cantidad de libros disponibles en cualquier momento y a un precio muy asequible.


    En definitiva, con todas las posibilidades que están a nuestra disposición, debemos leer más y disfrutar de esos momentos de risas o de indignación (en algunos casos). Así que tomémonos un respiro de tanta obligación y disfrutemos de lo que nos gusta, aunque sea una vez a la semana.Por último, me gustaría decir que espero que esta asignatura no enseñe la forma de transmitir la pasión por la lectura a nuestros alumnos pero de un modo diferente, de un modo en el que podamos ver también pasión en ellos y no sentimiento de obligación por hacer cosas con las que no se sienten identificados.

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